Mineros chilenos enterrados vivos

Lea aquí: MINEROS CHILENOS ESTAN VIVOS.

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Se cumple el séptimo día desde que quedaron atrapados los mineros. Una persistente lluvia en el desierto chileno (fenómeno que ocurre con intermitencias de décadas) no hizo sino complicar la difícil situación del rescate. La oscilación térmica en el desierto puede superar los treinta grados centígrados en invierno y los cuarenta en verano. Las noches son tétricas, con temperaturas bajo cero y en el día el sol golpea con inclemencia los rostros curtidos de los que esperan o trabajan.

Los familiares seguían a la intemperie hasta ayer, en que el ejército recién se dignó a instalar carpas de campaña y baños químicos para que pudieran guarecerse. Las personas pobres no generan respuestas institucionales inmediatas como sucede cuando algo le sucede a un rico. Hay muchos niños, madres y ancianos que esperan aferrados a sus esperanzas religiosas. No quieren moverse, no quieren quitar sus ojos de la mina. Varios equipos trabajan simultáneamente, pero ninguno se atreve a dar señales auspiciosas. Los mineros atrapados tenían edades diferentes. Algunos muy jóvenes de algo más de 20 años hasta personas experimentadas que bordeaban los sesenta.

Un experto en seguridad que trabajó durante años en ese yacimiento, confidenció ante las cámaras que siempre la empresa ahorró recursos en seguridad. Las columnas de soporte no estaban a medio metro una de la otra, como lo estipula la ley, sino a dos metros. Incluso, se encendían las mechas de los explosivos cuando los trabajadores aún estaban dentro de la mina y confiando en que pudieran salir a tiempo en un tosco carromato. Nunca se respetó la vida de los trabajadores, nunca le importó a nadie, ni siquiera a las desprolijas autoridades que no realizaban su tarea fiscalizadora.

El ministro de Minería Laurence Golborne se sinceró ante una radioemisora afirmando que las posibilidades de rescatarlos con vida prácticamente no existen. Los familiares recién están empezando a reaccionar ante esas declaraciones. Hay estupor, perplejidad, descontrol, ira, mucho dolor en cada rostro, pero también  personas que porfían en un optimismo obcecado, insuflándose energía, llamando a seguir la faena del rescate, pero sin poder desprenderse de las lágrimas aflorantes en sus ojos.

Escritor chileno. Licenciado en Historia en la Universidad de Chile. Nació en San Fabián de Alico en 1972. Ha publicado ensayos, crónicas y relatos en diversos medios americanos y europeos. Es autor de las novelas Ameba y El odio, y de los libros de relatos La vida continúa y El insomnio de la carne. Todas sus obras han sido publicadas por Sanfabistán Editores. Columnista en HuffPost Voces (EEUU) e HispanicLA (EEUU) y controvertido bloguero político cuya voz independiente se ha expandido a todo el mundo hispanohablante. Se le ha descrito como un autor de pluma corrosiva, provocadora y amarga.

2 comentarios

  1. ¿Fe? ¿esperanza? ¿confianza en los expertos mineros? ¿en las autoridades políticas?¿a qué es posible aferrarse en una situación así? Contemplar los rostros de tantos niños que miran hacia el socavón confiados de que sus padres serán rescatados vivos, y luego ver el rostro pesimista y lacrimoso del Ministro de Minería chileno dando a entender que las posibilidades son casi nulas, es algo muy difícil de explicar, una contradicción emocional que nos tiene a todo el país con el pecho aprisionado. Es posible que aún estén vivos. Nada se sabe. A casi ocho días no hay certeza de ninguna situación. Las perforadoras siguen abriendo la roca para avanzar y llegar hasta un punto que permita hipotéticamente hacerles llegar oxígeno, agua y comida. Porque de llegar y sacarlos de allí pasarán aún meses. Es muy difícl no pensar que ya todo es inútil. Hay recursos humanos y tecnológicos para llegar a cualquier parte, el problema es llegar a tiempo.

  2. Entiendo la reacción de los familiares, la fé y la esperanza es lo último que se pierde pero los días van pasando y dentro de poco ellos van a pasar esa fase y será un momento aún más dificil el asimilar la realidad.
    Si los expertos en seguridad no hacian nada o no eran escuchados por la gerencia de la empresa por «ahorrar» siempre existen los controles de fuera, sea la fiscalia o quien sea. El organismo encargado de velar por que la seguridad exista y exiga a una empresa en caso se descubra que esta no cumpla los requisitos tiene tanta culpa como los infractores si es que no cumple sus funciones pues está la vida de seres humanos, trabajadores de por medio.
    Descuido, personal deficiente, soborno, mafias, incumplimiento o desconocimiento de labores, …. en este organismo fiscalizador/controlador?? sea cual sea la respuesta esta no le devolverá la vida a los trabajadores en caso ya algunos nos hayan dejado (cosa que no deseo y guardo esperanzas como la de los familiares).
    Cuando todo esto pase, espero que no quede en el olvido y vuelvan a ocurrir casos similares, dicen que uno aprende de la historia para no volver a repetir errores del pasado, pero lamentablemente la historia también nos dice que cuando corre dinero de por medio muchos se ciegan y se olvidan de leyes, derechos y obligaciones. Se tiene que crear una ley más para que se obligue el cumplimiento de otras leyes?
    Hasta cuándo señores?

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