México Político: El presidente que no sabe gobernar

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Tercera y última parte

Lo que observamos a través de los medios de masas, dicen que es un asunto de percepción que no necesariamente retrata fielmente a la sociedad. Pero lo cierto es que la contundencia de un Estado fallido, donde impera la ley del más fuerte y no del mandatario en funciones, es un muestra fehaciente del desmoronamiento de una sociedad mexicana que, como coloquialmente se diría, ya no siente lo fuerte sino lo tupido.

En las anteriores entregas de MéxicoPolítico, he abordado algunos temas que van más allá de la guerra contra el crimen organizado. En esta tercera y última parte me enfocaré a la actuación autoritaria que ha sostenido Felipe Calderón en su relación con los medios de comunicación de masas. Veamos:

Los coscorrones de Calderón, el caso Gutiérrez Vivó

Cuando Felipe Calderón se encontraba en campaña buscando la presidencia de la República, asistió en más de una ocasión a las instalaciones de la empresa INFORED, cuyo presidente y director general era el periodista José Gutiérrez Vivó; en esta empresa se producía el noticiario radiofónico más influyente y creíble del país: MONITOR. La visitas de Calderón fueron evidentemente para dar a conocer al amplio público de aquel servicio informativo, su plan de gobierno, pero también para conocer en lo inmediato el conflicto (hasta la fecha irresoluble) que en aquel entonces tenía al borde de colapso a la empresa de Gutiérrez Vivó.

En una ocasión Calderón pidió a Gutiérrez Vivó revisar el expediente del conflicto en cuestión. Para entonces se sabía que la mano de Vicente Fox, pero sobre todo de su ambiciosa esposa Martha Sahagún, estaba detrás del ataque publicitario a MONITOR; de hecho, desde que Andrés Manuel López Obrador se había destapado como candidato a la presidencia, el gobierno del salvaje e ignorante de Guanajuato hizo todo lo posible por aniquilar a Gutiérrez Vivó. Por ello, como abogado que es, Calderón revisó en aquélla mañana, en mangas de camisa y con un puñado de lápices nuevos, el amplio expediente del conflicto que sostenía INFORED con Grupo Radio Centro. Luego de un par de horas sumergido en el laberítinco expediente, Calderón se acercó a Gutiérrez Vivó quien para el momento platicaba con Josefina Vázquez Mota en las instalaciones de INFORED, y su veredicto fue contundente: Radio Centro tenía que pagar.

Entonces, Gutiérrez Vivó confió en la palabra de Calderón y pensó que la pesadilla foxiana-sahagunesca pronto terminaría. Pero lo cierto es que una vez asaltada la presidencia de la República, Calderón dio la espalda al periodista José Gutiérrez Vivó y no sólo ignoró la situación financiera endeble y letal de INFORED, sino que acrecentó el bloqueo de publicidad gubernamental a MONITOR para asfixiarlo rápidamente. Por más que se pidió su intervención para obligar a Radio Centro a cumplir con el mandato legal, Calderón, al viejo estilo priísta, mandó a su jefe de comunicación social con el mensaje de que MONITOR sería salvado en la medida de que se portaran bien, desde luego en clara referencia al “supuesto” apoyo que tuvo Gutiérrez Vivó hacia López Obrador.

A la vuelta del tiempo, el auxilio nunca llegó, porque  Felipe Calderón evidentemente sabía que aniquilando al periodista más influyente del país, acallaría uno de las principales foros de información, análisis y debate, y al no tener una crítica libre, podría actuar impunemente como a la fecha lo ha venido haciendo.

En su supuesta apertura democrática, Calderón no sólo ha demostrado que no le interesa la opinión de los ciudadanos, sino además, no le interesa que existan periodistas y medios críticas de su gestión. Por ello, desde su autoritarismo e ignorancia, permitió que la empresa Radio Centro actuara al margen de la ley, dejando fuera del aire al noticiario radiofónico más importante con que contaba México.

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Autoritarismo y PROCESO

Felipe Calderón es un hombre enfermo, incongruente, hipócrita, mentiroso y autoritario. Llama al diálogo, pero no escucha; pide apoyo a la sociedad, pero la deja a merced del crimen; sostiene que la lucha es de todos, pero sólo él la comprende; se le exigen cambios, pero acusa de traidores a quienes piden cambios; sus cifras con las primeras en todo, pero somos los mismos o peores de siempre; dice que no protege a ningún cartel, pero sólo un grupo criminal no es lastimado; dice que sólo con trabajo creceremos, pero no es capaz de generar empleos; dice ser una demócrata y en tres ocasiones ha impuesto al líder de su partido político; dice permitir la libertad de expresión en los medios de comunicación masiva, pero los agrede cuando recibe criticas a su mal gobierno.

Recientemente, el semanario PROCESO dio a conocer un encuentro de Calderón con un capo del narcotráfico en una reunión social del senador panista de apellido Anaya; en aquel acto de las más selectas esferas de la socialité, ambos (mandatario y narcotraficante) se ofrecieron favores mutuos. A Calderón no le agrado la información dada a conocer por el semanario y con la rabia a cuestas, usó los instrumentos del Estado en su favor; de pronta casualidad un testigo protegido (Sergio Villarreal) acusó al periodista Ricardo Ravelo de ser un extorsionador y con ello acusaba periféricamente a la revista. La declaratoria del testigo protegido, “casualmente” llego al noticiero estelar de la empresa TELEVISA y pronto se acribilló a quienes no se portaron bien faltándole el respeto al poder y pudor presidencial.

Desde luego, este fue un acto evidente de la furia y autoritarismo de Calderón quien recientemente aceptó que no midió correctamente las implicaciones de su guerra emprendida hace cuatro años. Sin embargo, tampoco propone una redirección en la estrategia, sino que por el contario, al no poder dañar las estructuras del narcotráfico y el crimen organizado, su mira la ha vuelto hacia los medios de comunicación masiva que lo critican y/o exponen su ineptitud. Como si con acallar a los medios críticos, desapareciera el problema.

Definitivamente Felipe Calderón no sabe gobernar. El país se le ha escapado del control (si es que alguna vez lo tuvo), la seguridad está en las manos de los propios criminales y delincuentes, comenzando por su temible secretario Genaro García Luna, quien es sospechoso (hasta del gobierno de Estados Unidos) de sus nexos con el crimen organizado; en cualquier lugar con el mínimo de pudor, congruencia y pericia política ya lo hubiera corrido por sospechoso e ineficiente.

Pero en México, eso no sucede. En México quienes caminan fuera de la ley son protegidos, los inversionistas de la bolsa de valores pueden hacer transacciones multimillonarias y no pagar un solo centavo de impuestos. Los delincuentes de cuello blanco, pueden asaltar el sistema bancario y luego ser rescatados con impunidad total. La secretaria de Hacienda es capaz de diseñar la plataforma tecnológica más sofisticada para tener cautivos a los contribuyentes de siempre, pero no es capaz de crear mecanismos para integrar a los comerciantes y empresarios informales. Felipe Calderón una tiene políticas públicas que verdaderamente apoyen el Estado de Bienestar Social. La educación, la cultura, el turismo junto con el rescate del patrimonio, son temas que bien podría abordar en estos últimos dos años de su cretino gobierno y no desperdiciar más recursos en una guerra que difícilmente podrá ganar.

Haré un revisión exhaustiva de los gobiernos anteriores de México, pero por lo pronto no se me viene a la mente el nombre de un presidente de la República que no haya sabido gobernar como lo ha sido torpemente desde diciembre de 2004 Felipe Calderón.

juanjosesoliss@gmail.com

Juan José Solis Delgado
(Ciudad de México, 1973) Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Cursó estudios de Economía en la UAM-I. Tiene un diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Cuenta con una especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana, especializándose en la comunicación política.
Por más de 12 años ha trabajado como productor y locutor de radio en emisoras como Radiofórmula, Cambio 1440, Radio Capital, Radiorama y ABC Radio.
Ha sido coordinador de producción en programas de televisión en las empresas Televisa y Tv Azteca.
Ha sido responsable de la Comunicación Social de la Subprocuraduría de Justiticia del Estado de México sede en Tlalnepantla.
Fue coordinador de comunicación social en campañas políticas en las elecciones federales intermedias del 2003.
En el campo editorial, se desempeñó como Director Editorial y editor responsable de la revista Alas de papel de Editorial Noctua.
También ha laborado como docente en diversas instituciones de educación superior, como la Universidad de la Comunicación, la Universidad del Claustro de Sor Juana, la Universidad Tecnológica de México y actualmente en Escuela de Periodismo "Carlos Septién García" y en la Universidad Iberoamericana.
Su principal afición es la lectura y en particular las novelas de escritores iberoamericanos. Sus autores favoritos son Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti.
Actualmente está encargado de la difusión de la investigación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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