La reelección de Obama

Me parece que la Casa Blanca comienza a mostrar cierto nerviosismo respecto a la reelección del año que viene. Aunque no parezca, las elecciones presidenciales ya están a la vuelta de la esquina: son el año que viene, en diciembre. Y las cosas no podían ser más diferentes a lo que fueron en 2008.

Parte del nerviosismo viene del hecho de que la coalición que eligió al presidente Obama en 2008 no va necesariamente a estar allí de igual manera en 2012.

El entonces novato Obama se apoyó para elegirse en una debacle económica que causó un estado de desesperación entre los votantes y una necesidad de cambio radical. Era un personaje carismático que daba excelentes discursos. Venía con propuestas de cambio: énfasis en trabajos y los intereses de los estadounidenses trabajadores, reforma migratoria, reforma de salud, atención al cambio climático, oferta de acabar con la guerra de Irak y de mejorar las relaciones internacionales.

También se apoyó en la emoción de los afroamericanos de elegir a uno de los suyos: en todos los rincones del país y particularmente el sur de la nación, el voto afroamericano se volcó en masa a votar en proporciones del 90% por Obama. Los latinos, luego de superar resquemores iniciales —algo de problema racial sí había— también le apoyaron, tras una inteligente campaña para captar el voto, hablar en español, hacer al candidato accesible a los medios hispanos y prometer, entre otras cosas relevantes, una reforma migratoria en el primer año de su gobierno.

Obama también ganó en estados que antes habían sido republicanos y obtuvo el voto de moderados blancos que apoyaban la idea del cambio. El respaldo recibido por Obama en estados como Ohio, Michigan, Pennsylvania, Colorado, tuvo mucho que ver con el populismo de su propuesta y la desesperación de la clase trabajadora blanca por el declive económico.

Para decirlo más claro: en muchos rincones donde no sólo no votan por demócratas sino que tampoco tenían muy claro lo de sufragar por un afroamericano (de quien encima se decía que tenía formación musulmana y que a lo mejor ni había nacido en Estados Unidos), la gente estaba tan desesperada por un liderazgo diferente que hizo de la vista gorda, depositando su confianza, y su voto, en Obama.

Muchas de esas condiciones han cambiado y el panorama no se ve tan claro para el Presidente. Tiene dos puntos a su favor: parece que el país va en camino a una recuperación económica, al menos a nivel macro. A Wall Street le está yendo bien y se detuvo el crecimiento del desempleo, comenzando a revertirse. Lo segundo es la falta de líderes republicanos que presenten una candidatura razonable. Eso aún está en veremos.

La reelección de Barack Obama dependerá principalmente de cómo se juzge su gestión y de cómo ande la economía durante esos meses y hasta las últimas semanas antes del voto. Pero las desilusiones grandes y pequeñas con las promesas inclumplidas del presidente tendrán mucho que ver.

Fuente: La Opinión.

Pilar Marrero es periodista, y ha trabajado principalmente en temas de política e inmigración, pero su verdadera pasión es viajar, beber y comer.

Un comentario

  1. Un análisis muy eficaz y que nos hace asequible al lector no experto en cuestiones de política toda esa ecuación complicada en torno a Obama, llena de variables. Aquí en la casa se están formando dos bandos… o tres: el de «estoy decepcionado de O», el de «dale chance a que salga reelecto y entonces vas a ver ‘acción'», y el de «como sigamos haciendo bandos van a ganar los GOPitos».

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