La historia es un género literario más

Tras algunos años de egresar de mi licenciatura en historia, y ya sin ánimo alguno de prosecusión académica, he llegado a una preconclusión que contradice mi hasta hace poco bienintencionada percepción de la historia como disciplina autónoma.

No menos de quinientos libros leídos de historiografía, teorías de la historia, historias de las ideas e historias universales, continentales, nacionales y locales delimitadas en procesos, microprocesos y épocas variopintas, conjuntamente con algo más de mil obras literarias, ciento cincuenta filosóficas, noventa y tantas científicas, unas ochenta biológicas, biográficas, sociológicas, antropológicas, religiosas y magazinescas, sumados a la más autónoma y solitaria reflexión posible, amparan esta pretenciosa preconclusión: la historia es sólo un ramaje más de la literatura y del panfleto político.

Hay incautos que aún no lo estiman así y eso es respetable. Ya les llegará su hora de desengañarse, o lo que es más probable, nunca se permitirán a sí mismos tan irresponsable admisión.

Pero, ¿cómo es que esta ampolletita acabó por iluminar un panorama tan sombrío para unos y entretenido para otros? Pues, leyendo sin respeto por la causa ni la forma, y sobre todo, sin colaboracionismo gremial.

Hay aspectos que no podría enrostrar como intencionales, quizás ni siquiera conscientes, que moldean los argumentos hacia fines predispuestos, pies forzados que como dominós en fila obligan a generar multitud de pies forzados puestos en perspectiva, hay obcecaciones político-ideológicas muy evidentes, trampas del resentimiento o la manipulación, o ambas cosas juntas, que aparentemente bien organizadas generan un error académico travestido de luminosidad del pensamiento, rápidamente oficializado por la unanimidad del consenso gremial.

Perfil del autor

Escritor chileno. Licenciado en Historia en la Universidad de Chile. Nació en San Fabián de Alico en 1972. Ha publicado ensayos, crónicas y relatos en diversos medios americanos y europeos. Es autor de las novelas Ameba y El odio, y de los libros de relatos La vida continúa y El insomnio de la carne. Todas sus obras han sido publicadas por Sanfabistán Editores. Columnista en HuffPost Voces (EEUU) e HispanicLA (EEUU) y controvertido bloguero político cuya voz independiente se ha expandido a todo el mundo hispanohablante. Se le ha descrito como un autor de pluma corrosiva, provocadora y amarga.

12 comentarios

  1. Por este camino de cauce tan ideologizado llegamos a la conclusion de que la historia no existe, es pura ficcion. Son relatos manipulados por los vencedores. Lo que ocurrio no lo sabe nadie, y lo que sabemos de la historia de la humanidad es falso. No fue asi. Por favor. Se puede ser de izquierda, pero no tan kafkianamente fanatico.

    La historia en efecto la escriben los vencedores, pero tambien los perdedores. Ejemplos hay muchos. En Espana, por ejemplo, los derrotados han reescrito ya por completo la historia de la Guerra Civil. Del estalinismo, el mundo sabia una cosa de lejos , y luego ha sabido de cerca los horrores del estalinismo y del comunismo y sus 100 millones de muertos (esto lo investigaron gente de izquierda, no de derechas). De Corea del Norte no se sabe nada, pero ya se sabra en su momento. De Cuba lo que sabe es lo que dice el gobierno, pero quienes han huido del sistema narran lo que vivieron y ellos son los derrotados.

    Eran Robespierre o Carlomagno algo diferente a lo que sabemos?. Eran Neron o Caligula diferentes a como nos han contado?. La Guerra de los Cien anos fue una invencion? Las atrocidades de Rosas en Argentina, o de Sadam Hussein nunca existieron, fue una manipulacion? De quien? Por favor. Dejemos la ideologia descansar un poco y remitamonos a los hechos, que de mil maneras siempre trascienden, y casi siempre son los derrotados los que dan en el clavo. O trasciende de padre a hijo,a nieto, biznieto, tataranieto etc etc.

  2. Aunque eminentes críticos de la actualidad sostengan que a la historia se la consideraba una rama de la retórica (A. J. Woodman), otros indican que existieron, desde la incepción de la historiografía, dos escuelas: la retórica y la poética (Charles Fornara). Estas discusiones fueron heredadas por los humanistas (Arnaldo Momigliano). Como lo había sido en el mundo grecorromano, para la Italia renacentista la historia fue una disciplina contígua a la retórica y a la poesía, dualidad que heredó la historiografía española y de ella la latinoamericana. Para Lope de Vega, “las malas historias son novelas y las buenas novelas son historias”.
    El consenso del humanismo del llamado Siglo de Oro fue que el buen historiador no debía reñirse con la narrativa fluída a fin de que el lector no se cerrara ante el análisis de los hechos —como se cierra cualquier lector ante un párrafo seco y factual, con pretensión de objetividad, citas etc, como el primero mío de arriba.
    Un humanista del s. XX como Menéndez Pidal decía que el mejor historiador español de Siglo de Oro fue el poeta Diego Hurtado de Mendoza, porque sabía entremezclar lo anecdótico, las escenas lucidas, los personajes atrayentes, sus palabras resonantes, disgresiones… y así el lector se iba tragando una historia sobre la guerra de Granada. Y ni se daba cuenta; quedaba contento.
    Las historia se convirtió en una lectura apasionante en el XIX con el Romanticismo, tan marcado y precoz en Latinoamérica, que nos re-presentó a nuestros héroes. No duró.
    Las guerras de Independencia, las revoluciones, el anti-esclavismo, el surgimiento de una consciencia social y científica dio por el suelo con todos los ídolos.
    El Positivismo aportó una disposición científica hacia la recolección de datos, el sociologismo francés, luego la historiografía marxista… resultado: la gente dejó de leer historia, la cual quedó confinada al bunker académico y armada hasta los dientes de pretensiones nuevas.
    En el resto del XX los historiadores intentaron nuevos modos de atraer la atención del lector y desnudaron a la Historia con el Sicologismo, y luego la metieron en la cama con la Estadística y luego con la Biografía. Desde luego que es una dama desprestigiada y mientras no la puedan aparear con el internet o con Facebook y Twitter, muy sola.

  3. Hoy la historia se intenta escribir con un tinte más blanco y norteamericanizado que nunca.

    Hay que estar atentos al tío Sam y la forma cómo titiritea a los grafómanos de la historia.

  4. Hablando de trampas, resentimientos y manipulación, larga vida a Paul Johnson y su prosa de chismorreo, ultramontana y agil como ninguna.

    Un abrazo.

  5. ¿Es filósofo o escritor? ¿historiador? Se nota que ha cultivado al mismo tiempo el más riguroso pensamiento y desarrollado un expléndido arte narrativo. No hay ningún gran escritor que no sea, a la vez, un filósofo sui generis. Un placer descubrirle en esta interesantísima web.

  6. Excelente artículo, se me vino al recuerdo lo sucedido con la biografía de Franco en el Diccionario Biográfico Español que recibió severas críticas por parte de muchas personalidades. Qué muestra más clara de que la historia es manipulable, falseable. Cualquiera escribe, interpreta e impone conceptos desde su más limitada percepción, lo malo es que eso después se expande y ahí tenemos las consecuencias una sociedad educada o instruida con lo que hay.

  7. Así parece. Tras leerlo me vino a la mente un dicho bastante popular en la argentina, aunque no sé si es propoiedad intelectual nuestra, que indica que la historia la escriben los que ganan. Eso ha sucedido desde que tengo uso de razón, siempre que se lee da esa sensación porque todo está trastocado y desfgurado, las voces que se oyen siempre son la de los vencerdores.
    Excelente, con sello propio como dice Lorena.
    Saludos desde la lluviosa Buenos Aires (donde atiende Dios según creemos).

  8. «La historia es un género literario más» qué afirmación más contundente, qué certera, qué debatible.. Qué largo y notable ejercicio de reflexión te habrá conducido a ella. Tras leer tu texto te siento como un contemporáneo Walter Benjamín tratando de reflexionar sobre el concepto de la historia. Esta proyección la alimento fantásticamente en mi imaginario conociendo tu producción literaria y tus otras manifestaciones donde dejás plasmada tu visión sobre el mundo y la sociedad… No podrías se aquél sino vos y ningún otro más. Genial reflexión es todo el texto en sí, un placer leerte acá y en todos los frentes por donde dejás tu huella tan personal.

    1. De acuerdo con vos amiga, Muzam es irrepetible. Gracias por mantenerme al tanto de notas tan interesante. Siempre me aportas y por eso te dejo este saludito publico. Besitos ¡¡

  9. Estimado Jorge, el genial colombiano Gabriel García Márquez, comienza su obra, «Vivir para Contarla», con una frase que se adapta totalmente a su razonamiento, «La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla».
    Lo mismo ocurre con la historia, ya que es parte de la vida, cada uno la contara como quiera y dependiendo los intereses que tenga, esto ocurre desde La Biblia hasta las biografias de los supuestos proceres de cualquier nacion del mundo.
    Usted como historiador y yo como viejo rockero, sabemos que «…la historia la escriben los que ganan y esa no es la verdadera historia…»

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