LA Gourmet: Escoger un buen vino ¿puedo?

Botellas de Riesling de una finca en Alsacia, Francia

Una de las primeras lecciones que aprendí en mis estudios sobre los vinos es que no hay vino malo. Es decir, sí hay vinos malos, pero en el sentido estricto de la palabra sólo es malo un vino que está avinagrado, se estropeó o se “acorchó” (corked), que quiere decir que tomó un aroma rancio y extraño porque el corcho se secó y dejó pasar el aire.

Usted dirá que los vinos de cajita son malos, y seguramente tiene razón. O que los vinos de grandes producciones como Gallo, Beringer o hasta Mondavi no son tan buenos como pretenden ser.

El vino que te guste

Pero para todo hay mercado en esta viña del Señor y resulta que esos vinos son muy populares. En realidad, como decía Shelby, mi maestra de vinos en UCLA Extension, “el buen vino es el que a ti te gusta”. Tan simple como eso.

Claro que esa frase debe darle dolor de estómago a más de un pretencioso vinatero francés de Bordeaux o Borgoña (Burgundy), dos de las regiones vinícolas más famosas del mundo, en el país con mayor historia en la producción de los caldos de la uva. Pero no hay que hacerle mucho caso a la pretensión de los franceses. Sólo tomemos lo bueno que tienen: los vinos, la comida, el país, los beneficios sociales, la buena vida, como se mantienen delgadas las mujeres. Ya quisiéramos.

En fin, que como iba diciendo, el buen vino es el que usted disfruta. Lo único malo con eso es que por lo general uno mismo no sabe lo que le gusta porque tiene muchos prejuicios y mala información sobre el tema. Yo, por ejemplo, estuve convencida por muchos años de que los vinos blancos eran inferiores a los rojos y que, además, no me gustaban nada.

Craso error.

El único vino blanco que alguna vez había probado era una cosa dulzona llamada Liebfraumilch, un vino alemán cuyo nombre era muy comentado en mi cachondo país (Venezuela), porque significa “leche de la mujer amada”. Había cantidad de chistes sobre el tema. Mi mamá, por cierto, tomaba ese vino por cajas, lo cual no ayudaba a que a mí me gustara porque siempre voy en contra de la autoridad competente.

Pero a mí me parecía de muy mal gusto y desde entonces, pensaba que el vino blanco era vino de “mujercitas”. Y como yo soy un mujerón, pues prefería tomar vino para gente grande, o sea: rojo.

La más noble del mundo

Pero resulta que no había probado la uva más noble del mundo, la Riesling, con sabor y aroma a melocotones, melones o duraznos. Lo más importante de un vino es su sabor y su aroma, su “fruta”. Los Riesling son nobles porque se reconocen de inmediato cuando se catan. Y no todos son dulces, algunos son dulces, semi dulces o “off dry” (estos son los alemanes, generalmente) y otros son secos y frutosos, como los de la Alsacia, en Francia y los de Washington State, USA.

Tampoco había probado nunca los Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda, los mejores del mundo, que combinan la fruta tropical y cítrica con una acidez perfecta que le ofrece balance y deja un sabroso regusto en la boca.

Eso es un buen vino. Un vino que nos hace disfrutar y que tiene lo que los expertos llaman “balance”.

Pilar Marrero es periodista, y ha trabajado principalmente en temas de política e inmigración, pero su verdadera pasión es viajar, beber y comer.

5 comentarios

  1. Gracias Pilar :)

    Me encanta el vino, pero ahora gracias a tu columna me documentaré un poco gracias a tu estilo sencillo y bien documentado.

    ¡Salud!

  2. Tengo la impresión de que los adjetivos que se usan habitualmente para ensalzar o denostar un vino, y que no son más de quince, están bastante agotados, y que vuestra frase «el buen vino es el que a tí te gusta» tiene mucho más amplitud y sentido común.
    Siento un gran aprecio por los distintos tipos de tintos, tanto, que me sentiría ingrato ante la naturaleza si no intentara describir su esencia con la sutileza de un nuevo poema. Cada vino es diferente al otro, cada vino es incluso diferente a sí mismo de un minuto a otro, cada vino es el mejor sexo para los labios y cada aroma que se desprende de una copa es la conjunción perfecta de todas las brisas frutales.
    Espero que podamos hablar próximamente de los vinos chilenos.
    Un excelente artículo y una columna que se esperará con ansias.

  3. Gracias por la enorme informacion sobre los vinos blancos. Al contrario que tu, yo estoy acostumbrada a los dos a los blancos y a los «tintos»,- prefiero llamarlos asi, ya que en mi tierra es como lo hacemos-.
    Pero al igual que tu tambien prefiero los tintos, especialmente que tengan cuerpo, o como se diria en ingles «full body». Aprovecho la oportunidad para recalcar que entre los vinos blancos no hay que olvidar los «Albarinos» con rayita encima de la n.
    Tengo entendido que recientemente en California esta habiendo una gran produccion de este tipo de uva. Ojala que Pilar Marrero nos pueda hablar mas sobre ello la proxima semana.
    Felicitaciones en tu nuevo blog.

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