Contrabando de tabaco: fumar no es un placer

Segunda parte

En un momento en que las naciones industrializadas están tratando de acabar con el tabaquismo, los traficantes ponen cigarrillos baratos en manos de los más vulnerables, los jóvenes y los pobres, sin tomar en cuenta que el comercio ilegal está impulsando el suministro constante en el mercado negro de cigarrillos de calidad dudosa. La aparición de una industria de  falsificación masiva utiliza cualquier producto para rellenar los cigarrillos, agregándole químicos adictivos mucho más cancerígenos que el mismo tabaco.

Hoy en fábricas en China, Paraguay y Europa del Este se fabrica cada año miles de millones de cigarrillos falsificados que pretenden ser de marcas reconocidas como Marlboro, Camel, 555s, Mild Seven y muchas otras. Son cigarrillos de baja calidad, llenos de tallos y aserrín, en los que se ha inyectado niveles inusualmente altos de nicotina, adictiva y cancerigena. En otros casos las pruebas revelan que los cigarrillos falsificados contienen  productos que podrían acortar aún más la vida de un fumador empedernido:  cadmio, pesticidas, arsénico, veneno para ratas, y hasta heces animales y humanas.

El problema es que el contrabando de cigarrillos sigue siendo un delito difícil de investigar y procesar. Las fábricas se instalan en las regiones del mundo con controles débiles y altos niveles de corrupción, como el enclave ruso de Kaliningrado, la provincia de Guangdong en China, y lugares notorios de América del Sur, como la zona de la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, y los sistemas de distribución son complejos y las rutas de contrabando y difícil de rastrear.

Actividades legales del tabaco ilegal

Los contrabandistas aprovechan leyes de importación y exportación que consideran  «en tránsito» a un contenedor con cigarrillos que ingresa legalmente a un país utilizando zonas de libre comercio. Esto permite la suspensión temporal de impuestos, mientras que “la mercadería” va camino a un tercer país. Pero durante la estadía, alguien “roba” parte del contenido reemplazándolo por piedras, y el contenedor se envía al destino final, donde nadie denuncia el faltante.

Se ha detectado que esto ocurre en zonas de libre comercio como Panamá o Dubai, donde los contenedores son vendidos, pasando rápidamente a través de múltiples compradores en un breve lapso, lo que complica los esfuerzos para identificar dónde se producen las «fugas».

En ocasiones, los cigarrillos se venden ilegalmente en alta mar, donde los buques los descargan a pequeños barcos “pesqueros” que los llevan a la costa. En los Balcanes, los contrabandistas utilizan automóviles particulares par cruzar las fronteras de la Unión Europea.

A pesar de su amplio impacto sobre la salud, la delincuencia y los impuestos, el contrabando de tabaco recibe sorprendentemente poca atención de las autoridades. Las penas son muy benévolas en la mayoría de los países. En algunos de ellos, el contrabando de cigarrillos ni siquiera se considera un delito.

Tampoco es una prioridad para las agencias de aplicación de la ley, incluso las de Occidente, que invierten la mayor parte de sus recursos en la lucha contra drogas, armas, y terrorismo. En Estados Unidos, por ejemplo, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos dedica un mísero 2% de su personal y presupuesto a los programas de contrabando de tabaco.

El problema es que el contrabando de tabaco, genera divisas para alimentar al crimen organizado y grupos terroristas en 15 países, así como la complicidad continua de distribuidores, mayoristas y empresas tabacaleras.

El siguiente es parte del informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, (al que pertenezco), por Kate Wilson, publicado en junio del año pasado:

El terrorismo y el tabaco:

los extremistas y los insurgentes viven del contrabando de cigarrillos, los terroristas utilizan cada vez más al contrabando de cigarrillos para su financiación. Esta tendencia se debe a que encuentran el tráfico de cigarrillos un negocio de alta rentabilidad y muy bajo riesgo para financiar las operaciones. Entre los grupos están las milicias talibán en Pakistán, para quienes los cigarrillos están ahora en el segundo lugar, después de la heroína como fuente de financiación.

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China:

es el líder mundial de cigarrillos falsificados, ya que produce 400.000 millones de cigarrillos falsificados al año, mucho mas baratos que los verdaderos. Las falsificaciones chinas se venden en las ciudades más importantes del mundo, desde Nueva York a tiendas delicatessen en Londres. Los funcionarios creen que China es la fuente del 99% de los cigarrillos falsificados que circulan en Estados Unidos y hasta el 70%  de la Unión Europea, donde el 30% restante está en manos de la mafia rusa. Las pruebas de laboratorio revelan que las falsificaciones chinas liberan un 80% más de nicotina y 130% más de monóxido de carbono que los cigarrillos de marca, y tienen un grado de impureza letal, pudiendo contener huevos de insectos y heces de animales y humanos.

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Paraguay  emerge como un productor importante de tabaco de contrabando.

Las procesadoras de tabaco en el Paraguay producen 20 veces más de lo que consume el país, y tomando en cuenta que casi no exportan, nos preguntamos adónde va ese tabaco procesado. Son responsables del 10% de tabaco de contrabando en el mundo, según estiman los expertos. El 90% de la producción nacional a granel, con un valor estimado de $ 1.000 millones anuales, desaparece en el mercado negro.

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Ucrania:

las cuatro principales empresas tabacaleras multinacionales, Philip Morris International, Japan Tobacco International, Imperial Tobacco y British American Tobacco, importan a Ucrania mas de 30.000 millones de cigarrillos al año, diez veces más de lo que este país consume. En Ucrania casi no se paga impuestos al tabaco, y esto crea un mercado negro de $2.000 millones que llega a toda la Unión Europea. Ucrania es rivalizado solamente por Rusia como la principal fuente de cigarrillos no de contrabando a Europa.

Ante el estancamiento de los mercados en el mundo desarrollado, tabacaleras multinacionales han lanzado una contraofensiva global de cabildeo (o lobby) contra el tratado internacional sobre control del tabaquismo, con mercados emergentes y países en desarrollo en la mira. Usando cabildeo agresivo y amenazas de demandas legales, donaciones de caridad e incluso pagos directos a funcionarios, las tabacaleras buscan defender su negocio en países de rápido crecimiento económico, intentando frenar los controles de tabaco y mantener las ventas.

En tres puntos ya comenzaron a actuar agresivamente estos mercaderes de la muerte:

En Rusia, país importante en producción y consumo de cigarrillos, los cabilderos del tabaco tuvieron éxito en retrasar controles al tabaquismo a través de una red de políticos y reguladores aliados. Estos ejecutivos de las tabacaleras elaboraron algunas de las normas rusas sobre control del tabaco, mientras que otros cabilderos participaron en negociaciones internacionales sobre tabaquismo, habiendo sido nombrados como representantes del Ministerio de Agricultura.

En México, hogar de uno de los más importantes magnates del tabaco, estrechos lazos entre las tabacaleras y funcionarios del gobierno han producido ejemplos importantes de cómo hacer descarrilar el proceso de control del tabaquismo. Nuevas leyes mexicanas han sido diluidas con redacciones misteriosas y de última hora, mientras que empresas tabacaleras mexicanas han ganado fácilmente amparos contra los nuevos controles.

En Uruguay, anfitrión de la conferencia de la OMS, limites importantes contra la venta y anuncios de cigarrillos quedan en el limbo mientras el gobierno se encuentra presionado por la industria con demandas legales.

A pesar de meses de negociaciones privadas, el presidente de Uruguay, José Mujica, se encuentra en una posición difícil, entre una demanda judicial internacional de la tabacalera Philip Morris y las presiones de empresas nacionales quien han denunciado a tabacaleras extranjeras por competencia desleal en el mercado uruguayo.

Cesar Leo Marcus, nació en Buenos Aires, Argentina.
Doctor (PhD) en Logistica Internacional y Comercio Exterior, y Máster (MBA) en Sociología Económica, fue profesor de ambas cátedras en las Universidades de Madrid (España) y Cordoba (Argentina).
Periodista, publica en periódicos de California, Miami y New York. Escritor, publico 12 libros, y editor literario, director de Windmills Editions. Actualmente reside en California.

4 comentarios

  1. Vaya, muy muy interesante artículo, vivo en un estado mexicano, que ha cosechado tradicionalmente tabaco, Nayarit. En estos años, tenemos un representante en el Senado, que ha votado en contra del incremento de impuesto al tabaco,una ‘ táctica’ de gobierno, que supone que al incrementarlo, las personas dejaran de consumirlo, un errorm sin embargo, la producción de tabaco si se ve afectada.- Un punto que no había pensado yo, es el de la ocupación de espacios de venta por los productos » piratas», como acá los llamamos y lo perjudicial que resultan. Me llevaré a mi página de facebook su artículo, que supongo será de interés de mas de una persona. Gracias.

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