Brindar por el racismo

Se ve. Se siente. El racismo está presente. Por obvia que pueda parecer esta afirmación, un marcado sector de la intelectualidad oficialista del imperio afirma que el país de las barras y las estrellas cuenta ya con una sociedad post racial. Es decir, que desde que subió al poder Barack Obama, el país que elevó el racismo a siniestra política de estado, ya superó tan bochornoso concepto y este quedó sepultado en el pasado.

Esta teoría de la sociedad post racial es fortalecida por el nombramiento de Sonia Sotomayor para ocupar un lugar dentro de la Suprema Corte. De ascendencia boricua, Sotomayor se encuentra a tan sólo un paso de convertirse en la primera mujer latinoamericana en despechar desde el nivel más alto de la justicia estadounidense.

Víctimas del racismo al revés

Para las clases dominantes en este lado de la frontera, el racismo, ese fastidioso concepto ya no debe ser utilizado por los grupos étnicos que radican en la Unión Americana como sustantivo. Por el contrario de sorprendente manera, ahora resulta que la ultra derecha en este país se dice víctima del racismo a la inversa, por las acusaciones de grupos étnicos contra anglosajones. Situación que pone el mundo con las patas para arriba.

Como ejemplo están las audiencias que sostuviera el Senado para confirmar a Sotomayor como jueza para la Suprema Corte. Las opiniones legales de Sotomayor, por cierto muy centristas, no fueron el principal tema de discusión. Ah, pero un discurso pronunciado por la jueza Sotomayor en 2001, generó todo tipo de controversias e inclusive hay quienes de plano tacharon a la jueza de racista. En esa ocasión, la juez dijo que “una mujer latina inteligente, con la riqueza de sus experiencias, con frecuencia, alcanzará una conclusión mejor que un hombre blanco que no ha vivido esa vida.”

Ese comentario enfureció a los hombres blancos vestidos de traje y corbata que todavía controlan y por mucho la vida política, social y cultural del imperio.

Falsa teoría

Y así la falsa teoría de la sociedad post racial, se va desmoronando ante la realidad de que el país que perfeccionó la doctrina que sostiene que una raza es superior a otra, sigue más presente que nunca.

Ahora se habla de la era post racial, pero solo hay que rascar un milímetro para que brote a borbotones el legado de la esclavitud, el genocidio, el robo de tierras, los campos de concentración, las deportaciones en masa, la prohibición de idiomas y de personas; el racismo, pues.

Eso fue lo que sucedió en días pasados en un barrio residencial de la exclusiva y progresista de dientes para fuera ciudad de Cambridge, donde se localizan prestigiosas casas de estudio como la Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts. El rasguñito que echó abajo, nuevamente, el mito post racial fue el arresto de un hombre afro americano por un policía anglosajón. Escena mil veces repetida en este país.

Una escena de mil

El hombre logró identificarse como el propietario de la casa y después de exigirle al policía que explicara por qué estaba siendo interrogado dentro de su propio hogar, terminó siendo arrestado por alterar el orden. Y es que momentos antes una vecina había llamado al número de emergencias para denunciar que dos hombres sospechosos estaban tratando de forzar la chapa de la puerta de la casa del hombre afroamericano.

El hombre resultó ser Henry Louis Gates, profesor en la Universidad de Harvard, el otro sospechoso, el chofer del académico. El profesor Gates es considerado por un amplio sector del mundo intelectual como apolítico, hay quienes dicen que es uno de los principales promotores de la teoría de la sociedad post racial. Pero quizás esto ya terminó ahora que fue tratado como tantos de nosotros hemos sido tratados por las autoridades policíacas.

Este incidente hubiese pasado desapercibido si Obama no hubiera calificado como “una estupidez que la policía de Cambridge detuviera a un hombre dentro de su propia casa.”

El comentario de Obama provocó reacciones de repudio de manera inmediata por parte del departamento de policía de Cambridge.

Obama salió rápidamente al quite e invitó al profesor Gates y a su verdugo el Sargento Crowley a degustar una cerveza en la Casa Blanca, para platicar, brindar y hacer las paces. El encuentro tuvo lugar el jueves 30 de julio, con la participación del vicepresidente Biden.

¿Cuánta cerveza habrá que consumir cada vez que un policía detiene sin justificación alguna persona de color en este país?

No cabe duda que para quienes viven en Harvard y en la Casa Blanca, el mundo es muy pero muy diferente.

Christian Ramírez nació en la fronteriza ciudad de Tijuana, Baja California, México. A temprana edad, junto con su familia, se trasladó “al otro lado” y vivió en San Ysidro, California.
Desde 1994 ha trabajado para promover y defender los derechos humanos de las comunidades fronterizas, ocupando puestos de liderazgo en varias organizaciones populares de la región.
Se ha destacado como defensor de los derechos humanos y ha sido invitado a exponer sobre el tema de la frontera y los derechos humanos en conferencias y seminarios locales, regionales, nacionales e internacionales. En la actualidad es el coordinador nacional para asuntos migratorios del American Friends Service Committee.
Radica en el histórico Barrio Logan de San Diego, California.

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