¿Dónde está la indignación tras el asesinato de Brisenia Flores y su padre?

El pasado lunes, un jurado en el Condado de Pima, Arizona, condenó a Shawna Forde por el asesinato de Brisenia Flores una niña de 9 años y su padre, cuando Forde y sus co-conspiradores entraron ilegalmente a su casa en el 2009. El jurado ahora decidirá si Forde enfrentará la pena de muerte. Los co-conspiradores de Forde irán a juicio en los próximos meses.

Forde era bien conocida en los círculos anti-inmigrantes mucho antes de que planeara el asesinato de una bella niña. Brisenia al parecer suplicó que no la mataran antes de que le dispararon en la cabeza. Forde dirigía Minuteman American Defense, uno de los varios grupos de la milicia «Minuteman» que desfilan armados y vestidos de militares con el fin de enviar el mensaje equivocado de que Estados Unidos está siendo invadido por inmigrantes a través de nuestra frontera sur. Forde tenía una relación estrecha con el fundador de los Minuteman, Jim Gilchrist. Según The Herald en Everett, Washington, Forde fue nombrada para una posición de liderazgo por el otro líder nacional del movimiento Minuteman Chris Simcox.

Dos otros crímenes horrendos han definido la política reciente de Arizona. En marzo de 2010, el ranchero Robert Krentz fue asesinado en un crimen aún sin resolver. El senador estatal Russell Pearce y luego la gobernadora Jan Brewer utilizaron la muerte de Krentz para justificar la necesidad de SB 1070, la ley de anti-inmigrante de Arizona que un tribunal federal revocó por violar derechos constitucionales básicos. Hace apenas un mes, Christina Green, de 9 años de edad y otras cinco personas fueron asesinadas en un tiroteo en un supermercado de Arizona. El pistolero acusado, un joven llamado Jared Loughner, tenía como objetivo a la congresista Gabrielle Giffords. El Presidente Obama usó esta matanza para hacer un llamado a bajar el tono de la retórica que ha manchado nuestro diálogo político.

Ambos asesinatos recibieron amplia cobertura de los medios principales. El juicio de Loughner probablemente evocará conversaciones nacionales sobre la pena de muerte, el derecho de poseer armas por personas con problemas de salud mental, y la solidez del sistema de justicia estadounidense. La prensa, con buena razón, pasará revista a las vidas perdidas y sobre todo la pérdida de una jovencita talentosa de 9 años de edad.

Fox News promovió la historia que el asesino de Krentz probablemente era un inmigrante indocumentado, aunque no parece haber ningún sospechoso. Si algún día alguien es detenido por este asesinato, podemos esperar la grandilocuencia de los anti-inmigrantes en los noticieros nocturnos de todo el país o, alternativamente su silencio completo, dependiendo de si el asesino es o no latino.

En contraste la prensa nacional apenas ha cubierto el asesinato de la pequeña Brisenia. Y tras su muerte no han habido llamadas a un cambio en la política o el temperamento. Sus compañeros de clase lloraron en una poderosa demostración de emoción cuando se enteraron de su muerte, pero las estaciones nacionales de noticias no corrieron a contar sus historias.

Así que, he aquí algunas preguntas que deberíamos hacernos ahora que el sistema de justicia ha revelado la verdad sobre la asesina conocida como Shawna Forde:

  • Cuando los extremistas del grupo Minuteman se arman y se movilizan alrededor de la frontera en vehículos de todo terreno cazando a seres humanos, ¿porqué alguien debería sorprenderse de la posibilidad de que algunas de estas personas, incluyendo el presunto co-conspirador Jason Bush, podrían ser supremacistas blancos y asesinos de personas de color?
  • ¿Por qué Fox News, que les ha otorgado mucho tiempo en el aire a Gilchrist y Simcox, nunca les ha preguntado cómo los líderes que ellos promueven podrían llegar a matar a niñas? Uno sólo puede imaginar lo que Fox News preguntaría si un miembro de una organización hispana de derechos civiles hubiese matado a un niño.
  • ¿Fomentan las mentiras sobre la violencia extrema en la frontera, incluyendo la de la Gobernadora Brewer cuando dijo que la policía encontró cabezas decapitadas en el desierto, un ambiente en cual los puntos de vista extremos se convierten en ideas populares? Después de todo ¿si un gobernador puede mentir acerca de los inmigrantes y la violencia para ganar una elección, porqué ha de extrañar que los neo-nazis ahora estén marchando en el centro de Phoenix?

Pero posiblemente la pregunta más central que la prensa nacional, y todos nosotros deberíamos preguntarnos, es ¿por qué el asesinato de una niña de 9 años no ha sido noticia de primera plana en todo el país? ¿Qué hay en ella que le desmerezca la atención nacional?

Henry Fernandez is a Senior Fellow at American Progress focusing on state and municipal policy.

Fernandez has worked broadly in local government, including as economic development administrator for New Haven, Connecticut where he oversaw the city’s seven development departments as well as the Port Authority, Development Commission, and Redevelopment Agency. He led downtown and neighborhood growth strategies, negotiated deals, and represented the city to investors, developers, and community groups. He was responsible for lobbying the board of aldermen as well as state and federal governments. He supervised housing, retail, higher education, theater, public infrastructure, and commercial development projects totaling over $1 billion.

Fernandez has helped lead local and state political campaigns, including the early campaigns of Ken Reeves, Cambridge, Massachusetts’ first African American mayor, and John DeStefano’s primary and general election campaigns for governor of Connecticut.

Fernandez was the founding executive director of LEAP, a nationally recognized child development program serving over 1,200 low income youth, primarily public housing residents, in Connecticut. He is principal of Fernandez Advisors, LLC a strategic and management consulting firm counseling businesses, foundations, non-profits, and government agencies. He has been interviewed by a diverse set of media ranging from The New York Times, The Boston Globe, and The Wall Street Journal, to Variety, Black Enterprise, and “Good Morning America;” as well as local print, television, and radio news.

Fernandez graduated from Yale Law School and Harvard College. He taught high school in Zimbabwe, worked for a rural organizing group in Mississippi, and was the Stupski fellow at Yale Law School. He has served on numerous boards and commissions, including the National Commission on Civic Renewal; the Connecticut Commission on Arts, Culture, and Tourism; and the National Coalition to Abolish the Death Penalty. He was vice-chair of the Center for Community Change and is chair of the Campaign for Community Change.

Fernandez lives with his wife Kica Matos and their son in New Haven, Connecticut.

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